Cada vez estamos más concienciados de la amenaza que supone para el hábitat la introducción (por escapes o suelta intencionada) de animales exóticos importados como mascotas. Una vez en el ecosistema de acogida estas especies pueden alterar el equilibrio ecológico desplazando, compitiendo o predando sobre especies autóctonas (las tortugas de Florida son un ejemplo muy conocido). Lo que se ignora en muchas ocasiones es el peligro potencial que, para las especies silvestres, suponen las mascotas domésticas aun cuando siguen "viviendo" en nuestros hogares, me refiero, en esta ocasión, al gato (Felis silvestris catus).
El gato supone el arquetipo de animal doméstico con fuerte independecia e instinto salvaje, capaz de llevar una vida autónoma a pesar de los 9500 años de proceso de domesticación. Cuando un gato doméstico tiene acceso al mundo exterior establece lazos (sociales, territoriales, jerárquicos, ...) con los gatos vecinos, experimentando unas condiciones de semi-libertad incomparables a ninguna otra especie y volviendo al hogar humano simple y llanamente cuando le apetece. Durante su estancia en el exterior además de explorar / pelear / copular... se ha alimentado o al menos ha tratado de paliar su fuerte instinto predador, siendo este comportamiento una amenaza para la biodiversidad. Un reciente estudio desarrollado en EEUU cifra entre 1400 - 3700 los millones de aves y 6900 -20700 los millones de mamíferos silvestres (no se ofrecen datos sobre reptiles y anfibios) que mueren cada año por acción directa de los mininos. Esta investigación tiene (que yo sepa), un precedente en Gran Bretaña donde se recogieron más de 14000 presas (entre aves, mamíferos, reptiles, anfibios e invertebrados) traídas a casa por los 986 gatos estudiados (Disponible aquí).
Gato doméstico con un Herrerillo común (Parus (Cyanistes)
caeruleus). Imagen obtenida aquí
Además de la predación directa, el gato doméstico puede suponer un riesgo para su pariente salvaje, el gato montés (Felis silvestris silvestris), con el que se hibrida con facilidad. La llegada de genes domésticos afecta a la integridad genética y persistencia evolutiva del montés, una especie amenazada y en declive en diversas partes de Europa. Pueden consultarse artículos al respecto aquí, aquí y aquí.
Para el último lugar he dejado el riesgo epidemiológico que suponen los gatos domésticos para sus parientes salvajes, no solo para el antes mencionado gato montés, sino también el amenazadísimo lince ibérico (Lynx pardinus). Esta especie, por el hecho de estar compuesta por un número muy bajo de individuos (que a su vez procede de un grupo aún más pequeño, al experimentar lo que se conoce como un "cuello de botella"), presenta una variabilidad genética reducida que lo hace más susceptible a diversas patologías. El contacto con gatos domésticos ha sido descrito como un factor de riesgo, al ser una fuente de transmisión de diversas enfermedades, en especial la Leucemia felina (podéis ampliar información aquí).
Es por todo lo anteriormente explicado que los propietarios responsables deben impedir que sus mascotas accedan al exterior, pues se trata de una especie con potencial impacto sobre el ecosistema.
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