Como sabréis la inmensa mayoría de vosotr@s, el fototrampeo es una técnica de estudio de fauna consistente en la colocación de equipos automáticos de toma de imágenes al paso de un animal.
La tecnología ha evolucionado mucho y muy rápidamente, desde los precarios primeros equipos, consistentes en una cámara de carrete y un disparador de alambre cruzado en la senda del animal que se pretendía estudiar. La fotografía resultante (sólo una por noche, ya que una vez que saltaba el alambre el dispositivo quedaba inactivado), obtenida con el típico flash incandescente, tenía un aspecto característico de animal "sorprendido", hasta el punto de poder alterar los hábitos futuros del sujeto retratado.
Imagen: Tigre fotografiado en el P.N. Kaziranga (India) en 2010 con una cámara de flash incandescente. Foto proveniente de
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Como consecuencia del avance tecnológico, las cámaras de carrete han sido borradas del mapa debido a la irrupción de las digitales (de calidad creciente año a año y con la posibilidad de realizar vídeos), el disparador de alambre ha sido sustituido por un detector de movimiento (derivado de los sistemas de seguridad) que ha permitido que se puedan realizar múltiples tomas por sesión y el flash incandescente haya sido reemplazado por el infrarrojo (indetectable para la mayoría de las especies) o por el aún más reciente flash negro. Los modelos punteros incorporan incluso tarjetas de telefonía móvil que envían, a tiempo real, un sms o e-mail con la imagen obtenida.
Imagen: Moderna cámara de fototrampeo, con 8Mpx de resolución y tarjeta de telefonía móvil. Imagen proveniente de
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La constante renovación de modelos ha originado un sensible abaratamiento de los equipos, popularizando el uso de esta técnica tanto por investigadores profesionales como por aficionados entusiastas y originándose algunos hallazgos relevantes. Entre los más recientes se encontraría la fotografía que se obtuvo del rarísimo Conejo rayado de Sumatra o Conejo de orejas cortas de Sumatra (
Nesolagus netscheri) en el P.N.Bukit Barisan Selatan (sur de Sumatra) a principios de verano. Hace unos pocos días nos sorprendía un descubrimiento aún más fascinante, con la fotografía de un posible lobo en el Atlas marroquí. Hace años que diversos investigadores siguen el rastro del Leopardo del Atlas (otro unicornio biológico), del que sólo se han encontrado algunas huellas en parajes remotos de la gran cordillera norteafricana. Durante una de estas campañas los investigadores Vicente Urios, Carlos Ramírez y Miguel Gallardo de la Universidad de Alicante, Octavio Monroy, de la Universidad Central del Estado de México y Hamid Rguibi de la Universidad de El Jadida, fotografiaron lo que a su parecer (y al mío) es un ejemplar de Lobo africano (
Canis lupus lupaster), a falta de obtener muestras biológicas que lo ratifiquen sin margen de error.
Imagen: El posible Lobo africano fotografiado en el Atlas marroquí. La cámara de fototrampeo, originalmente destinada a la localización de leopardo del Atlas, estaba situada a 1800 metros de altitud. (c) Vicente Urios, origen de la fotografía
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La única duda posible consiste en saber si se trata efectivamente de un lobo africano o de un Chacal dorado (
Canis aureus) anormalmente grande y robusto. Los lugareños bereberes emplean una terminología que resulta clarificadora, ya que hablan del chacal pequeño y del chacal grande, lo que a priori hace presuponer la existencia de dos especies de cánidos bien diferenciadas (no de un individuo singular).
De confirmarse (categóricamente) este descubrimiento, la población de lobo africano del Atlas marroquí se uniría a la, ya descrita, población egipcia.